Hemos trabajado el otoño, la Navidad, las emociones y las sensaciones…y sobre todo la autonomía. ¡Nos estamos haciendo muy mayores!
Enseñar a los niños a reconocer y gestionar emociones, les permite incrementar la percepción de control sobre aquellos que les ocurre, lo que es fundamental para un adecuado desarrollo de su autoestima. El compartir las emociones con los demás es fundamental para el desarrollo social de nuestros hijos.
El sentimiento de autonomía es que el niño debe sentirse capaz de explorar de forma libre dentro de unos límites de seguridad establecidos por los padres. Los niños, a menudo tienen demasiadas opciones incorrectas y los padres colocan la posición de responsabilidad en los pequeños y piden respuestas sobre cosas que únicamente los adultos tienen la responsabilidad, creando niños con ansiedad e inseguros.